Nuestra mente siempre busca la máxima eficiencia en todas sus acciones, es decir, conseguir el mejor resultado con el mínimo esfuerzo. Siguiendo esta premisa, la comodidad significa la facilidad de ejecutar nuestras acciones. Por ejemplo, según la altura de cada escalón, unas escaleras pueden ser más o menos cómodas de subir y bajar. Sin embargo, esto también ocurre en la manipulación de los diferentes objetos que usamos cotidianamente.
Para explicar la diferencia entre comodidad y confort, pondremos como ejemplo la relación de los dos conceptos en referencia a las sillas. Pero permítanme utilizar, descaradamente, todas las posibles licencias científicas y académicas necesarias para hacer comprensible esta elucubración.
Así pues, admitamos que nuestra mente es el subconsciente estratégico y nuestro cuerpo es el subconsciente anatómico.
Una silla con ruedas "le dice" a nuestra mente que desplazarnos con ella es muy cómodo. Así, cuando nuestra mente decida "coger algo del mueble de atrás", hará que nuestro cuerpo desplace la silla atrás sin dudarlo, ya que es una acción cómoda. No tendremos que levantarnos para hacerlo. Ganaremos tiempo y ahorraremos esfuerzo, y nuestra mente se sentirá satisfecha, ya que siempre quiere la máxima eficiencia en nuestro funcionamiento".
Este es el concepto de la comodidad.
Sin embargo, a esta misma silla, que es cómoda de usar, necesita que nuestro cuerpo pueda estar allí sentado mucho rato y que lo pueda soportar anatómicamente, que esté bien, ausente de malestar o dolores. Y que en esta postura nuestro cuerpo sienta satisfacción. Por el contrario, si la silla no fuera confortable, este cuerpo, que no se había levantado para coger algo del mueble de atrás, ya que la silla era cómoda, ahora debería abandonar la silla porque no soportaría estar allí sentado, porque no la encontraría confortable y la mente no podría hacer nada. La falta de confort provoca malestar, insatisfacción.
Este es el concepto del confort.
En resumen, la comodidad presupone satisfacción en la operativa y el confort, satisfacción anatómica. Un "elemento" es cómodo cuando es fácil de usar. Es confortable cuando su uso nos causa satisfacción. Cuando es cómodo y confortable es eficiente y, por tanto, ergonómico. Así pues, hay sillas cómodas que no son confortables y viceversa. Y, obviamente, en ningún caso son ergonómicas.
En ERGONOMIKA siempre procuramos encontrar la silla que mejor se adecue a la operativa a la que se quiere destinar, es decir, eficaz y que a la vez sea fácil de usar, cómoda. Y también que sea confortable, esto es, que se adapte, satisfactoriamente, a la anatomía de su usuario. Finalmente, también queda claro en esta reflexión que la estética queda fuera de estos dos conceptos. Muchas sillas estéticamente "atractivas" no son ni cómodas ni confortables, ni tampoco eficientes ni ergonómicas. La estética, por sí sola, no es garantía de satisfacción.
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