Basándonos en nuestra anterior reflexión sobre la percepción visual y corporal de las sillas, y centrándonos en las de un restaurante, podemos afirmar que gran parte de la percepción visual de éstas es por su parte trasera.
La visión frontal (global) de una silla en un restaurante es esporádica. Sólo la vemos en el momento de sentarnos, ya que una vez sentados, aunque estén vacías, la misma mesa tapa el 90%, o más, de su superficie.
Nadie duda que la iluminación, el ruido, los olores, los recorridos y la ambientación que conforman el espacio de un restaurante, si están concebidos con armonía y equilibrio, ayudan a que los clientes puedan saborear mejor sus platos y disfrutar, aún más, de su estancia en el local.
Y obviamente, si todas estas características mejoran el ambiente en general, también harán más agradable el trabajo de los empleados.
Por lo que se refiere a la selección de las sillas, estas deberían ser cómodas para el camarero y confortables para el comensal
No obstante, la gran mayoría de los diseñadores de restaurantes, aún consiguiendo un ambiente óptimo en el local, fracasan, no pocas veces, a la hora de seleccionar las sillas.
Básicamente, no cuentan con la opinión de los responsables de la sala para saber qué criterios se deben seguir a la hora de seleccionar las sillas, y en cómo conseguir la máxima eficacia operativa en el servicio de comedor.
Y, obviamente, no se han planteado qué silla escoger para no hacer pasar un "vía crucis" a los comensales, cuando la mayoría de éstos solo desean sentarse en una silla confortable, aunque ésta no sea “estéticamente perfecta”.
Ergonogastronomic Project by Kadira.
Con el fin de satisfacer al comensal, las sillas seleccionadas en nuestro proyecto ergonogastronómico siguen este criterio de confort y comodidad, sin renunciar a la estética; si bien es cierto que estos modelos están pensados para aquellos restaurantes que siguen el camino de la excelencia en la "liturgia gastronómica".
Con el objetivo de cerrar este círculo de perfección, no estaría de más que estos “templos de la cocina”, a partir de ahora, no solo innovaran en sofisticados y costosos menús, sino que también lo hicieran en conseguir una mayor confortabilidad para los comensales, seleccionando las sillas adecuadas, ya que sus clientes se lo merecen.
De hecho, la silla es, sin duda, el elemento menos perecedero en un restaurante y el que a su vez aporta un retorno más inmediato de su inversión, al poder comprobar, diariamente, la satisfacción de los clientes, además de tener una dilatada amortización.